Comer garnachas mitos y verdades de salud
Disfrutar garnachas forma parte de una tradición mexicana llena de sabor y cultura. Entre sopes, tlacoyos o memelas surge la duda sobre qué tan saludable resulta comer garnachas con frecuencia. Entender los mitos y verdades permite disfrutar estos platillos con mayor responsabilidad.
Un mito común es pensar que todas las garnachas son malas para la salud. No siempre es así. Muchas preparaciones incluyen maíz, frijoles, verduras frescas y queso, ingredientes que aportan fibra, proteína vegetal y micronutrientes. Otro mito frecuente es creer que el problema está solo en la fritura. La realidad es que, si se preparan con menos aceite o se opta por versiones asadas, el perfil nutricional mejora considerablemente.
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Es cierto que la mayoría de las garnachas callejeras tienen exceso de aceite, calorías y grasas saturadas, lo que puede incrementar el riesgo cardiovascular si se consumen a diario. También es verdad que la frecuencia importa: comer garnachas todos los días provoca un desequilibrio nutricional si no se acompañan de frutas, verduras o proteínas magras. Prepararlas en casa con maíz nixtamalizado, vegetales frescos y cantidades moderadas de grasa permite integrarlas a una dieta más equilibrada.
Un reporte de seguridad alimentaria publicado en 2024 concluyó que un consumo moderado de garnachas preparadas con ingredientes de calidad no se asocia a los mismos riesgos que una dieta alta en ultraprocesados, siempre que exista balance en la alimentación diaria.
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