Comer recalentado es parte del día a día en muchas casas de México. Ya sea para aprovechar los tamales de la cena, un guisado casero o la comida del fin de semana, recalentar parece una buena idea. Sin embargo, cuando se hace de forma incorrecta, puede ser un riesgo para la salud.
La clave está en saber qué alimentos pueden conservarse sin problema y cuáles requieren cuidados especiales. Según expertos en microbiología alimentaria, ciertos platillos mal almacenados o recalentados de forma inadecuada pueden favorecer la proliferación de bacterias que causan enfermedades gastrointestinales, como la salmonela o la listeria. Esto no significa que todo recalentado sea peligroso, pero sí que debemos poner atención en cómo y cuánto tiempo lo guardamos.
¿Qué alimentos no se deben recalentar?
Los mariscos cocidos, las carnes procesadas y el arroz son algunos de los alimentos que deben manejarse con más precaución. En el caso del arroz, por ejemplo, si se deja a temperatura ambiente demasiado tiempo después de cocinarlo, puede desarrollar una bacteria llamada Bacillus cereus, resistente al calor, que no desaparece al recalentarse.
Asimismo, los embutidos o las carnes cocidas pueden contener microorganismos que se multiplican fácilmente si no se enfrían y almacenan de inmediato. Por otro lado, los mariscos suelen ser muy delicados y sensibles a cambios de temperatura.
Recalentar no está prohibido, solo hay que hacerlo bien. Lo ideal es calentar los alimentos a más de 74 °C, asegurándose de que el calor sea uniforme. Evitar recalentar varias veces el mismo platillo también es importante, ya que cada calentamiento deteriora la calidad del alimento y aumenta el riesgo de contaminación.
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