La comida que elegimos cada día tiene un impacto directo en cómo pensamos, sentimos y aprendemos. Por eso, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) decidió dar un paso firme: a partir de 2026, retirará los refrescos y los productos ultraprocesados de sus planteles de bachillerato. Este cambio busca crear espacios más saludables para más de 100 mil estudiantes de CCH y preparatorias.
La medida responde a un entorno urgente. En México, uno de cada tres adolescentes vive con sobrepeso u obesidad, y gran parte del problema se relaciona con el alto consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra. La UNAM no solo cambiará la oferta en las tienditas escolares, también rediseñará por completo los menús, apostando por opciones frescas, accesibles y alineadas con hábitos saludables.
Nutrición escolar: una inversión, no un castigo
Contrario a lo que muchos creen, estas decisiones no buscan restringir la libertad de elección. Se trata de proteger la salud de los jóvenes desde una etapa clave de formación. Además, incluir frutas, aguas frescas naturales y alimentos preparados sin exceso de azúcar, sal o grasa puede ser igual de atractivo, especialmente si se acompaña de educación nutricional y opciones bien presentadas.
Este nuevo enfoque también contempla eliminar la publicidad de productos ultraprocesados dentro de los planteles y fomentar una cultura alimentaria informada. No se trata solo de retirar productos, sino de transformar la relación de los estudiantes con la comida.
Un dato que lo resume todo: la UNAM capacitó a su personal para rediseñar el ambiente alimentario escolar, incluyendo proveedores y comités de salud.
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