En Estados Unidos, el matcha se ha vuelto mucho más que una moda en cafeterías: se está ganando un lugar en la conversación sobre salud cerebral y nutrición responsable. María Real Capell, especialista en dietética y nutrición, explicó recientemente que esta variedad de té verde concentrado contiene antioxidantes que ayudan a reducir el estrés oxidativo, un proceso que acelera el deterioro celular, incluido el del cerebro.
A diferencia del té verde común, el matcha se consume en polvo, lo que permite aprovechar al máximo sus compuestos. Entre ellos, destaca la epigalocatequina galato (EGCG), un antioxidante que actúa como escudo protector de las neuronas. Además, el matcha aporta L-teanina, un aminoácido que contribuye a la concentración sin los picos de ansiedad que puede provocar la cafeína.
Antioxidantes: aliados contra el envejecimiento cerebral
El estrés oxidativo ocurre cuando se acumulan demasiados radicales libres en el cuerpo, lo que puede dañar células y tejidos. Esto influye directamente en funciones clave como la memoria, la atención o la capacidad de aprendizaje. Incorporar fuentes naturales de antioxidantes, como el matcha, puede ser una herramienta útil dentro de una dieta equilibrada.
Por otro lado, el matcha también tiene un suave efecto estimulante gracias a su contenido moderado de cafeína, lo cual lo convierte en una alternativa interesante para quienes buscan energía sostenida sin afectar el sistema nervioso.
Aunque no sustituye tratamientos médicos ni actúa como solución única, incluir matcha con regularidad puede apoyar la salud mental a largo plazo. Investigaciones recientes publicadas en noviembre de 2025 por la Universidad de Harvard relacionan el consumo frecuente de té verde con una disminución del 17% en el riesgo de deterioro cognitivo leve.
