En España, cada vez más personas están descubriendo el poder de la nutrigenética para personalizar su alimentación y mejorar su salud. Esta rama de la ciencia estudia cómo los genes influyen en la forma en que metabolizamos lo que comemos, y puede ayudarte a tomar decisiones mucho más informadas y efectivas sobre tu dieta diaria.
Imagina poder saber si la cafeína te afecta más de lo normal, si tu cuerpo procesa mejor las grasas saludables que las saturadas, o si necesitas una dosis extra de vitamina D. Todo eso y más es posible con un test nutrigenético, que analiza variaciones genéticas específicas para ofrecerte una guía de alimentación adaptada solo a ti.
En España, esta herramienta ya empieza a utilizarse en consultas dietéticas con gran éxito, especialmente en casos de pérdida de peso, rendimiento deportivo o control de enfermedades crónicas.
¿Qué aporta realmente la nutrigenética?
Aunque no reemplaza una dieta equilibrada ni los buenos hábitos, la nutrigenética sí suma valor. Con la orientación de profesionales formados en este campo, puedes saber si ciertas dietas son más efectivas para ti, cómo evitar deficiencias nutricionales y hasta reducir el riesgo de enfermedades. Además, puede ser muy útil para entender por qué algunas estrategias que funcionan para otros, no te funcionan a ti.
También es importante destacar que este tipo de estudios deben ser interpretados por expertos. Una recomendación sin análisis completo podría ser contraproducente. Por eso, cada vez más dietistas-nutricionistas se capacitan en nutrigenética para brindar una atención basada en evidencia científica y adaptada a cada persona.
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Formación especializada, clave para una buena práctica
Desde agosto de 2025, nuevas propuestas formativas como los cursos de nutrigenética clínica ofrecen contenidos actualizados y aplicables a la consulta real. Así, los profesionales de la nutrición en España están mejor preparados para integrar esta herramienta en su práctica, beneficiando directamente a sus pacientes.
En la actualidad, se estima que un 20 % de las personas podrían tener una respuesta genética desfavorable al consumo habitual de cafeína, lo que podría aumentar el riesgo de hipertensión si no se regula adecuadamente.
