El consumo de jamón forma parte de la vida cotidiana en México porque facilita preparar desayunos y refrigerios rápidos. Sin embargo, no siempre es claro si conviene elegir jamón de pavo o jamón de pierna. La diferencia va más allá del sabor, pues cada uno tiene características nutrimentales distintas que pueden influir en la alimentación diaria.
El jamón de pierna se elabora con carne proveniente de la pierna trasera del cerdo. Suele tener una textura firme y un sabor más marcado. El jamón de pavo proviene del muslo del pavo y, en la mayoría de los casos, contiene menos grasa saturada. Esta diferencia puede ser útil para quienes buscan reducir la ingesta de lípidos o mantener una alimentación más ligera.
Jamón de pavo en una dieta equilibrada
El jamón de pavo puede ser una opción práctica para incluir proteína en sándwiches, omelettes o ensaladas. Además, cuando se eligen presentaciones con alto contenido de carne y pocas féculas añadidas, se obtiene un aporte proteico más significativo.
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Cómo leer etiquetas antes de comprar
La clave está en revisar el porcentaje de carne y el listado de ingredientes. Es preferible elegir presentaciones denominadas extrafinas o finas, que suelen tener mayor contenido de proteína y menor cantidad de harinas, saborizantes y soya. Asimismo, moderar la cantidad consumida ayuda a equilibrar el sodio total del día, ya que ambos tipos de jamón pueden contener niveles considerables de este mineral.
Un dato relevante es que en México la clasificación oficial establece que los jamones extrafinos deben contener mínimo 90% de carne, lo que permite identificar opciones de mayor calidad al comparar marcas.
