Más de 300 mil personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en el sur de Siria desde junio de 2025, según datos de la ONU. Entre ellas, miles de niños enfrentan desnutrición aguda y enfermedades prevenibles que ponen en riesgo su desarrollo físico y emocional.
En este contexto, UNICEF ha desplegado un plan de asistencia sanitaria y alimentaria de gran escala para atender la crisis.
Los equipos de la organización han reforzado los servicios móviles de salud y nutrición, instalando clínicas temporales en puntos estratégicos para llegar a las familias en movimiento.
El apoyo incluye vacunación contra enfermedades comunes, suplementos nutricionales, monitoreo del crecimiento y atención médica primaria.
Paralelamente, se distribuyen raciones de alimentos terapéuticos listos para usar, diseñados para combatir la desnutrición infantil.
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El papel de la nutrición en la resiliencia
La asistencia no se limita a cubrir necesidades inmediatas. UNICEF trabaja en coordinación con organizaciones locales para educar a las familias sobre prácticas de alimentación seguras y sostenibles, fomentando hábitos que reduzcan el riesgo de enfermedades a largo plazo.
Esta combinación de ayuda de emergencia y estrategias educativas busca fortalecer la resiliencia comunitaria frente a futuros desplazamientos.
Cooperación internacional y sostenibilidad
El financiamiento internacional ha sido clave para sostener la operación. Programas de apoyo provenientes de distintos países permiten adquirir insumos médicos, garantizar transporte seguro para los equipos y ampliar la cobertura en zonas rurales.
La meta es crear un modelo de intervención flexible que pueda replicarse en otras regiones afectadas por conflictos y emergencias climáticas.