Comer algo tan común como un plátano a media mañana podría marcar la diferencia para tu salud cardiaca. En España, algunos cardiólogos aconsejan consumir esta fruta alrededor de las once porque aprovechas tu digestión matutina para poner en marcha mecanismos que ayudan a reducir el colesterol “malo” (LDL).
La idea no es que el plátano sea una “cura milagrosa”, sino que sea parte de una alimentación inteligente, sencilla y realista.
¿Por qué un plátano ayuda con el colesterol?
El plátano aporta fibra soluble, una sustancia que actúa como una escobilla dentro del intestino: atrapa el colesterol que de otro modo se absorbería en la sangre y lo arrastra hacia la eliminación. De esa manera, no todo el colesterol malo termina circulando. Esta acción está respaldada por expertos en nutrición al hablar del plátano como fruta aliada para controlar el colesterol.
Además contiene potasio, que contribuye a regular la presión arterial. Tener la presión bien controlada también reduce el riesgo de dañar las arterias y, por lo tanto, de que el colesterol genere placas.
Eso sí, hay que reconocer que el plátano tiene azúcares naturales. En un consumo moderado por ejemplo uno al día como snack a media mañana esos azúcares no suelen ser un problema para alguien sano.
Cómo incorporarlo sin riesgos (y qué tener en cuenta)
Para incluir el plátano de forma segura:
Escoge un plátano de punto medio (que no esté demasiado maduro ni completamente verde).
Combínalo con algo de proteína ligera o fibra extra (como un puñado de nueces o una rebanada de pan integral) para evitar picos de azúcar.
No reemplaces otros hábitos importantes: seguir una dieta baja en grasas saturadas, hacer ejercicio regular y evitar el sedentarismo.
Si tienes problemas renales, diabetes o tomas medicamentos que afectan el potasio, consulta antes con un profesional.
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