Abrir un huevo y encontrar unos hilitos blancos pegados a la yema puede parecer extraño, incluso desagradable. En México y muchos otros países, hay quienes los retiran pensando que son restos no comestibles o señales de mala calidad. Pero la realidad es muy distinta: esos “hilitos” no solo son seguros, sino también esenciales para la frescura y la nutrición del huevo.
Esos filamentos se llaman chalazas, y están formados por una proteína llamada mucina. Su función es sostener la yema justo al centro del huevo, como si fueran un arnés natural. Gracias a estas hebras, la yema no se desplaza dentro del cascarón, lo que protege su estructura y mantiene su calidad nutricional por más tiempo.
Chalaza del huevo: señal de frescura y calidad
Contrario a lo que muchos piensan, las chalazas no indican que el huevo esté fecundado ni que sea de mala calidad. Al contrario: su presencia visible y firme es un buen indicio de frescura. A medida que el huevo envejece, las chalazas se debilitan y se hacen menos notorias.
Además, están compuestas de proteína pura, por lo que son totalmente comestibles. No cambian el sabor ni la textura del platillo, y eliminarlas no aporta ningún beneficio real. Por eso, la recomendación profesional es dejar de retirarlas, especialmente si se busca conservar el valor nutricional completo del huevo.
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