Quienes viven en Vietnam saben que el mango no solo es una delicia tropical, también forma parte esencial de su cocina diaria. Ahora, la ciencia ofrece nuevas razones para incluir esta fruta en la dieta: una investigación reciente realizada en Ciudad Ho Chi Minh demostró que el mango maduro podría mejorar el equilibrio de bacterias beneficiosas en el intestino.
El estudio, publicado en septiembre de 2025 por el Instituto de Ciencias Nutricionales de Vietnam, evaluó a personas sanas que consumieron mango diariamente durante cuatro semanas. Los resultados indicaron un aumento notable en la presencia de bacterias intestinales beneficiosas como Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium longum, ambas asociadas con una mejor digestión, menor inflamación y fortalecimiento del sistema inmune.
Mango maduro: dulce aliado de tu microbiota
El secreto parece estar en los polifenoles y las fibras naturales del mango, que funcionan como prebióticos. Es decir, alimentan a las bacterias buenas para que prosperen. Además, el mango contiene vitamina C y antioxidantes que pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo y proteger las células intestinales.
Cabe destacar que el efecto se observó con mangos maduros, no verdes, lo que sugiere que el punto de maduración influye en sus beneficios. Por otro lado, no se encontraron efectos adversos durante el estudio, incluso en personas que normalmente no consumen mucha fruta.
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¿Por qué es relevante cuidar el intestino?
Cada vez más investigaciones conectan la salud intestinal con el bienestar general, desde el estado de ánimo hasta la energía diaria. Incluir frutas como el mango puede ser una estrategia sencilla y deliciosa para fortalecer esa conexión invisible pero poderosa entre intestino y cuerpo.
Un dato clave es que el consumo de mango también redujo biomarcadores relacionados con procesos inflamatorios, lo que podría tener implicaciones en la prevención de enfermedades metabólicas.
