Para muchas personas en España, incorporar más legumbres a la dieta suena ideal… hasta que aparecen los gases, la hinchazón o la pesadez. ¿Te suena familiar? Lo que pocos saben es que el problema no son las legumbres, sino la falta de costumbre del intestino para digerirlas.
Las legumbres, como lentejas, garbanzos o alubias, son una fuente valiosa de fibra, proteína vegetal y minerales. Sin embargo, su riqueza en ciertos compuestos llamados oligosacáridos puede provocar fermentación intestinal si el sistema digestivo no está acostumbrado.
En realidad, esto no debería ser un motivo para eliminarlas del menú. Según especialistas en nutrición, la solución está en la adaptación progresiva. Al igual que un músculo se fortalece con el uso, el intestino también se entrena. Introducir pequeñas porciones de legumbres de forma regular (dos o tres veces por semana al principio) puede reducir drásticamente las molestias. Cocinarlas bien, triturarlas o combinarlas con otras verduras también facilita la digestión.
Trucos caseros para evitar gases al comer legumbres
Remojar las legumbres entre 8 y 12 horas antes de cocinarlas y desechar el agua del remojo es una técnica sencilla que ayuda a eliminar parte de los compuestos fermentables. Añadir hierbas como hinojo, comino o laurel durante la cocción puede mejorar su tolerancia digestiva.
En consecuencia, el malestar no debe ser una excusa para renunciar a un grupo de alimentos tan completo. Lo importante es ser paciente y constante: el intestino se adapta, pero necesita tiempo.
Un estudio del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación, publicado en septiembre de 2025, reveló que el consumo habitual de legumbres puede mejorar la diversidad de la microbiota intestinal en menos de ocho semanas.
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