Pocas frutas logran combinar sabor, practicidad y beneficios para la salud como la mandarina. En Argentina, su producción no solo abastece al mercado local, sino que se ha consolidado como una fuente clave de exportaciones, especialmente hacia mercados como Europa, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, más allá del comercio internacional, este cítrico representa una opción poderosa en la mesa diaria por su perfil nutricional.
Mandarina: pequeña fruta, grandes beneficios
Además de su sabor dulce y refrescante, la mandarina es una excelente fuente de vitamina C, un antioxidante esencial que fortalece el sistema inmunológico y contribuye a la producción de colágeno. También aporta fibra, lo que favorece la salud digestiva, y contiene flavonoides naturales que se han asociado con efectos antiinflamatorios.
Por otro lado, su bajo contenido calórico la convierte en una aliada perfecta para quienes buscan opciones saludables entre comidas. Su facilidad para pelarse y su tamaño la hacen ideal para luncheras escolares, refrigerios en el trabajo o meriendas al aire libre.
El mercado internacional de mandarinas ha mostrado señales mixtas. Mientras que en Argentina los volúmenes de exportación han sido bajos, países como Perú y Sudáfrica han logrado aumentar su presencia, gracias a campañas de promoción y mejoras logísticas. Esto subraya la necesidad de que los consumidores locales reconozcan el valor de la producción nacional, que garantiza frescura, menor huella de carbono y apoyo directo a la economía regional.
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