Hay alimentos que asociamos con el picoteo, las reuniones familiares o el tapeo en terrazas. Las aceitunas son un claro ejemplo. Pero más allá de su sabor y versatilidad, ¿sabías que pueden tener un impacto positivo en la digestión? En España, donde su consumo forma parte de la cultura alimentaria, este tema ha despertado el interés de la ciencia nutricional.
Las aceitunas destacan por su riqueza en fibra y grasas saludables. Esta combinación favorece el tránsito intestinal, especialmente cuando se consumen como parte de una dieta equilibrada. Aunque no se trate de un alimento “milagroso”, pueden contribuir a una mejor digestión si se integran con moderación en las comidas.
La fibra de las aceitunas y su rol digestivo
Una ración de aceitunas puede aportar entre uno y tres gramos de fibra, según su variedad. Esta fibra ayuda a regular el ritmo intestinal, lo que se traduce en menos molestias como hinchazón o estreñimiento. Además, su contenido en ácido oleico, un tipo de grasa monoinsaturada, puede estimular la producción de bilis, facilitando la digestión de las grasas.
Por otro lado, algunas variedades, como las verdes con hueso, aportan polifenoles. Estos compuestos tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y pueden contribuir indirectamente a un sistema digestivo más saludable.
No todas las aceitunas son iguales. Algunas presentan niveles elevados de sal o se procesan con aditivos. Elegir opciones con bajo contenido en sodio y sin exceso de conservantes es clave. También es preferible evitar aquellas rellenas de ingredientes ultraprocesados.
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