En muchas zonas de Colombia, mejorar la salud de los niños empieza por lo que hay en su plato. Afortunadamente, un ingrediente tan cotidiano como el pollo podría estar marcando una gran diferencia. Su carne, especialmente rica en proteínas de alta calidad, se perfila como una herramienta poderosa para combatir la desnutrición infantil, una problemática que aún afecta a miles de hogares en el país.
El pollo no solo es una de las proteínas más accesibles para las familias colombianas, también es una de las más completas. Su aporte nutricional incluye aminoácidos esenciales que el cuerpo no produce por sí solo, fundamentales para el crecimiento y el desarrollo del sistema inmunológico en los niños. Además, contiene vitaminas del complejo B y minerales como el fósforo y el zinc, que refuerzan huesos, músculos y funciones cognitivas.
Organizaciones como Fenavi (Federación Nacional de Avicultores de Colombia) han destacado la importancia del pollo en la seguridad alimentaria. De hecho, en regiones vulnerables como La Guajira, programas de asistencia alimentaria ya lo están incluyendo como parte de las estrategias para reducir la desnutrición. Estas acciones no solo mejoran la salud física, también aumentan el rendimiento escolar y el bienestar general de la infancia.
Nutrición infantil con impacto social
Más allá de los beneficios individuales, fomentar el consumo de proteína de pollo también impulsa la economía local, al fortalecer la industria avícola nacional y generar empleos. Es un alimento que, bien distribuido y consumido, puede contribuir al desarrollo de comunidades enteras.
Según cifras actualizadas en agosto de 2025, el Instituto Nacional de Salud reporta que la prevalencia de desnutrición crónica en menores de cinco años ha disminuido un 3,7 % en zonas donde se han implementado programas de alimentación con proteína animal como el pollo.
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