En los huertos de España crecen aliados invisibles para tu bienestar. Investigadores del Instituto de la Grasa y el CSIC han revelado nuevas acciones biológicas de los compuestos fenólicos presentes en el tomate, especialmente en su piel. Aunque el licopeno ha sido el más popular por su poder antioxidante, ahora se sabe que hay muchos más actores en juego.
El estudio se centró en extractos obtenidos de variedades de tomate muy comunes en Andalucía. Al analizar sus efectos sobre células inmunológicas y epiteliales humanas, se detectó una actividad antiinflamatoria significativa. Es decir, estos compuestos ayudan a que el cuerpo controle mejor procesos inflamatorios, lo cual es clave para prevenir enfermedades crónicas.
Tomate en la dieta: más que sabor, una estrategia de salud
Además de ser una fuente deliciosa de sabor en ensaladas, guisos o zumos, el tomate tiene propiedades que protegen el organismo. Estos beneficios vienen, en gran parte, de su piel, donde se concentra una alta cantidad de compuestos bioactivos. Entre ellos, destacan los ácidos fenólicos y flavonoides, que actúan como escudos celulares frente al daño oxidativo.
Del mismo modo, se descubrió que algunos de estos compuestos tienen la capacidad de modular rutas celulares involucradas en la respuesta inmune. Esto abre la puerta a nuevas líneas de investigación para prevenir enfermedades intestinales, cardiovasculares o metabólicas con una dieta rica en alimentos funcionales.
Un dato interesante: el consumo regular de tomate ha sido vinculado a una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer, como el de próstata, según estudios recientes de 2025.
