En México, el hígado graso no alcohólico es una de las enfermedades más comunes, y muchas personas creen que deben dejar de tomar café o evitar el huevo por completo. Sin embargo, no todo es blanco o negro. Lo importante está en cómo y cuánto se consume. Los expertos aclaran que estos alimentos no solo no están prohibidos, sino que pueden tener beneficios si se incorporan de forma responsable.
El huevo tiene mala fama por su contenido de colesterol, pero los estudios actuales han demostrado que la yema también aporta colina, una sustancia que favorece el metabolismo de las grasas en el hígado. En otras palabras, el huevo no es el problema, sino su preparación. Comerlo cocido o en tortilla con verduras es muy distinto a freírlo en aceite con embutidos.
Por su parte, el café contiene antioxidantes como los polifenoles, que ayudan a reducir la inflamación del hígado y pueden mejorar la sensibilidad a la insulina. Diversos estudios recientes indican que tomar hasta tres tazas al día sin azúcar ni crema puede tener efectos positivos en personas con hígado graso.
Cómo integrar estos alimentos de forma saludable
No se trata de eliminar alimentos sin entender su impacto real. El secreto está en combinarlos con una dieta balanceada, rica en fibra, baja en azúcares añadidos y grasas saturadas. Además, llevar un estilo de vida activo y mantener un peso saludable es clave para mejorar esta condición.
Un dato relevante que refuerza esta idea es que, según datos de la Facultad de Medicina de la UNAM, más del 75% de los casos de hígado graso en México están asociados con el síndrome metabólico, no con el consumo directo de alimentos específicos.
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