En México, donde las enfermedades cardiovasculares siguen entre las principales causas de muerte, pequeños cambios en la alimentación pueden marcar una gran diferencia. Uno de los más accesibles y efectivos es añadir garbanzos al menú semanal. Más allá de su sabor reconfortante, este alimento aporta fibra soluble, ideal para mantener a raya el colesterol LDL, también conocido como «malo».
Por qué los garbanzos ayudan contra el colesterol
Los garbanzos contienen una combinación poderosa de nutrientes: fibra soluble, proteínas vegetales y compuestos bioactivos como los fitoesteroles. La fibra soluble se une al colesterol en el intestino, ayudando a eliminarlo antes de que pase al torrente sanguíneo. Además, al ser ricos en proteínas vegetales, los garbanzos ayudan a reducir el consumo de grasas saturadas, que suelen encontrarse en proteínas animales y elevan el colesterol total.
Del mismo modo, su bajo índice glucémico y su efecto saciante los convierten en una opción inteligente para personas con sobrepeso o diabetes tipo 2, condiciones que muchas veces se asocian con niveles altos de colesterol. Incluir garbanzos en ensaladas, guisos o incluso en hummus casero puede ser una estrategia sabrosa y sencilla para cuidar el corazón.
Los garbanzos no tienen por qué ser aburridos ni repetitivos. En la cocina mexicana, por ejemplo, pueden mezclarse con nopales, jitomate y cebolla para una ensalada tibia, o formar parte de un potaje reconfortante con espinacas y zanahorias. También pueden sustituir carnes en tacos o hamburguesas veganas sin perder sabor ni textura.
Mira también: ¿Las aceitunas ayudan a la digestión? Esto dice la nutrición
