Desde 2022 se sabe que una pérdida de peso cercana al 15 por ciento puede inducir la remisión en diabetes tipo 2, de acuerdo con investigaciones internacionales.
Las intervenciones nutricionales desempeñan un papel central en el manejo de la enfermedad. La dieta mediterránea fortalece el control glicémico, la salud cardiovascular, los procesos inflamatorios y la diversidad del microbioma intestinal, sin necesidad de grandes reducciones de peso. Las dietas bajas o muy bajas en energía favorecen mejoras cardiometabólicas y pueden llevar a la remisión si se aplican de forma temprana.
Dietas cetogénicas funcionales
Los regímenes cetogénicos generan cetosis nutricional, lo que reduce la resistencia a la insulina y optimiza el control de la glucosa. Estos efectos metabólicos aparecen incluso antes de que ocurra una pérdida de peso significativa. No obstante, requieren ajustes personalizados para evitar riesgos en determinados perfiles de pacientes.
Ayunos intermitentes y sincronización circadiana
Modelos como el ayuno en días alternos, el esquema 5/2 o la alimentación restringida en el tiempo mejoran la regulación de la glucosa, fortalecen marcadores cardiometabólicos y permiten reducir la medicación. Su impacto puede aumentar cuando se alinean con los ritmos circadianos.
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Hacia un enfoque integrador
El futuro del tratamiento se orienta hacia soluciones combinadas que unan nutrición personalizada y fármacos como los agonistas del receptor de GLP-1. Esta estrategia conjunta tiene el potencial de reforzar el control metabólico de manera más amplia y sostenida.
Este texto es informativo. Para orientación personalizada sobre nutrición, salud o ejercicio, lo recomendable es consultar a un médico o especialista certificado.