Sumar peso en el gimnasio no solo depende de tus repeticiones. Lo que comes antes y después de entrenar fuerza puede marcar la diferencia entre progresar o estancarte. En España, cada vez más personas practican ejercicios de resistencia muscular, pero muchas no saben cómo alimentarse para ver resultados reales.
Tu cuerpo necesita gasolina para moverse. Comer algo antes de entrenar fuerza ayuda a mantener el rendimiento y prevenir lesiones. Lo ideal es una comida ligera entre una y tres horas antes de la sesión. Un bocadillo de pan integral con aguacate, un yogur con fruta o una tostada con crema de cacahuate son buenas opciones. Así, aseguras carbohidratos (tu fuente principal de energía) y algo de grasa o proteína que te sostenga durante el esfuerzo.
Si tienes poco tiempo, una pieza de fruta como un plátano puede darte ese empujón sin causarte malestar. Entrenar en ayunas, en cambio, puede hacerte perder fuerza y aumentar el riesgo de fatiga, sobre todo si no estás acostumbrado o no es parte de un plan supervisado.
Después de entrenar: recuperación inteligente
El cuerpo necesita reparar el tejido muscular y reponer energía. Por eso, la comida post entrenamiento de fuerza debe contener proteína (mínimo 20 g) y algo de carbohidrato. Por ejemplo, un plato de arroz con huevo y verduras, un batido con leche y avena, o una tortilla de atún con pan.
Evitar este paso puede hacer que pierdas masa muscular o que te sientas agotado al día siguiente. Además, tomar agua es fundamental antes, durante y después del ejercicio. La hidratación también impacta en tu fuerza y resistencia.
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