Dormir bien no es un lujo: es una necesidad básica que influye directamente en la salud física, mental y emocional. Sin embargo, en España sigue muy presente una creencia que conviene revisar: “una copita antes de dormir ayuda a relajarse”. Lo cierto es que tomar alcohol por la noche puede alterar más de lo que ayuda, especialmente cuando se trata del descanso profundo que el cuerpo necesita para recuperarse.
El nutricionista Pablo Ojeda aclara un punto clave: aunque el alcohol parece inducir el sueño con rapidez, interfiere gravemente con la fase REM, una etapa esencial del descanso. Durante esta fase, el cuerpo consolida la memoria, regula emociones y recupera energía. Cuando se ve interrumpida, el resultado es claro: más cansancio al despertar, incluso si se durmió muchas horas.
Además, el alcohol tiene un efecto diurético. Esto provoca que muchas personas se despierten durante la noche para ir al baño, interrumpiendo aún más el ciclo natural del sueño. Y si a eso se suma una cena pesada o rica en grasas, el combo puede convertirse en la receta perfecta para un mal descanso y una mañana difícil.
¿Cómo mejorar el descanso sin recurrir al alcohol?
En lugar de una bebida alcohólica, se pueden probar alternativas que sí favorecen el sueño de calidad. Las infusiones relajantes como la manzanilla o la valeriana, una cena ligera rica en triptófano (presente en alimentos como el plátano o el pavo) y una rutina nocturna constante pueden marcar la diferencia.
También es recomendable reducir el uso de pantallas antes de dormir, mantener un horario regular de sueño y crear un ambiente oscuro, silencioso y fresco en la habitación.
Un informe publicado en agosto de 2025 por la Sociedad Española de Sueño advierte que más del 30% de los adultos españoles experimentan algún tipo de trastorno del sueño. Combatirlos con buenos hábitos es más efectivo que recurrir al alcohol como falso relajante.
