Hacer ejercicio no lo es todo. La forma en que cuidas tu cuerpo después de entrenar puede marcar la diferencia entre avanzar con energía o estancarte con fatiga. En México, donde el interés por la salud física va en aumento, entender la importancia de la recuperación tras el ejercicio se ha vuelto clave para lograr entrenamientos sostenibles y seguros.
Al ejercitarte, tus músculos trabajan duro y se generan microlesiones que deben repararse. Es justo durante la recuperación cuando el cuerpo se fortalece, se adapta y mejora. Por eso, más allá del sudor y la constancia, lo que haces después del entrenamiento puede definir tu progreso.
Alimentación e hidratación: la dupla esencial
Comer bien después de entrenar no es opcional. Una colación balanceada que incluya proteínas (como atún, yogur o claras de huevo) y carbohidratos complejos (como plátano, pan integral o avena) ayuda a recargar energía y reparar tejidos. Además, es ideal que esta comida se consuma dentro de los 30 a 60 minutos posteriores al ejercicio.
La hidratación también cumple un papel protagónico. Beber suficiente agua facilita la circulación de nutrientes y ayuda a eliminar toxinas. Si el entrenamiento fue intenso o duró más de una hora, una bebida con electrolitos puede apoyar la recuperación de forma más eficiente.
Dormir entre 7 y 9 horas por noche permite que el cuerpo repare músculos, recupere energía y mantenga el equilibrio hormonal. Saltarse este descanso puede aumentar el riesgo de lesiones y afectar el rendimiento. Además, prestar atención a señales como cansancio excesivo o dolor persistente es parte de una recuperación responsable. El cuerpo sabe cuándo necesita pausa, y respetarlo es clave para mejorar.
¿Interesado en el tema? Mira también: Semilla de chía: un alimento sencillo y eficaz
