En muchas mesas mexicanas el pan ocupa un lugar especial, ya sea acompañando el desayuno, como tentempié en la tarde o en la cena familiar. Sin embargo, todavía existe la creencia de que este alimento engorda siempre, lo cual no es del todo cierto. Expertos en nutrición aclaran que la clave está en la cantidad, la frecuencia y con qué lo combinamos.
El pan forma parte de la dieta mediterránea, una de las más estudiadas y recomendadas por su impacto positivo en la salud. Consumido con moderación y acompañado de alimentos ricos en fibra, proteína y grasas saludables, puede ser perfectamente compatible con un estilo de vida equilibrado. El problema aparece cuando se ingiere en exceso o se combina con productos ultraprocesados cargados de azúcar o grasas poco saludables.
El pan en una alimentación saludable
En México el consumo promedio de pan blanco sigue siendo alto, lo que facilita picos de glucosa que generan más hambre en poco tiempo. Por eso se sugiere optar por versiones integrales que aportan fibra y ayudan a mantener la saciedad por más horas. Además, combinarlos con aguacate, huevo o vegetales mejora la calidad nutricional de la comida.
También conviene observar el tamaño de la porción. Comer un bolillo o una rebanada de pan integral dentro de una comida balanceada es distinto a consumir varios panes dulces al día. De igual manera, la actividad física influye: quienes llevan una vida activa aprovechan mejor la energía que aporta este alimento.
En consecuencia, más que eliminar el pan de la dieta, se recomienda aprender a elegir la variedad adecuada y disfrutarlo con moderación. En México, donde la panadería es parte de la cultura gastronómica, adoptar esta visión ayuda a mantener el equilibrio entre salud y tradición.