La ofrenda de Día de Muertos en México es un homenaje lleno de simbolismo, sabores y emociones. Pero también puede generar un problema silencioso: el desperdicio de alimentos. Este año, se espera que más de 30 millones de hogares armen sus altares, lo que implica una gran producción y consumo de comida. Con una planeación adecuada, podemos honrar a nuestros seres queridos sin comprometer la sostenibilidad ni la salud.
Las frutas frescas, el pan de muerto y los guisos típicos como el mole y los tamales son protagonistas de estas fechas. Sin embargo, si no se consumen a tiempo, pueden acabar en la basura. Lo ideal es elegir alimentos que no se deterioren rápido o que se puedan reutilizar después de desmontar la ofrenda. En México, donde más del 30% de los alimentos se desperdician, hacer pequeños cambios en nuestras tradiciones puede tener un gran impacto.
Consejos para conservar los alimentos de la ofrenda
Elige ingredientes locales, de temporada y en porciones razonables. Las mandarinas, jícamas, cañas o tejocotes, por ejemplo, duran varios días sin refrigeración. Para platillos preparados, opta por cantidades pequeñas, usando envases que faciliten su conservación y posterior consumo.
También puedes involucrar a tu familia en un plan de aprovechamiento. Por ejemplo, si colocas pan de muerto, piensa en compartirlo como desayuno al día siguiente. El arroz y otros guisos pueden recalentarse o transformarse en nuevas recetas. No se trata de limitar la ofrenda, sino de convertirla en un acto consciente y nutritivo.
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