La mala nutrición sigue siendo un desafío importante en México, afectando a millones de personas y su calidad de vida. No se trata solo de no comer suficiente, sino también de elegir alimentos poco balanceados que carecen de nutrientes esenciales. Esto puede reflejarse en falta de energía, problemas digestivos y aumento del riesgo de enfermedades crónicas.
El problema no discrimina edad ni género. Niños y adultos mayores son especialmente vulnerables, ya que sus cuerpos requieren nutrientes específicos para crecer y mantenerse fuertes. Del mismo modo, hábitos como saltarse comidas o depender de comida rápida contribuyen a desequilibrios que afectan el bienestar general. Además, factores socioeconómicos y culturales influyen en las decisiones alimentarias, dificultando el acceso a una dieta variada y saludable.
Impacto de la mala nutrición y estrategias para mejorar
La mala nutrición en México tiene consecuencias visibles y silenciosas. Por un lado, puede provocar anemia, obesidad o deficiencias de vitaminas y minerales. Por otro, disminuye la concentración, la productividad y la resistencia física. Para contrarrestarlo, es recomendable priorizar alimentos frescos, frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales. También es fundamental mantener una hidratación adecuada y planificar las comidas de manera equilibrada.
Por ejemplo, reemplazar refrescos por agua natural o incorporar una pieza de fruta en cada comida aporta beneficios inmediatos y a largo plazo. Asimismo, educar a la familia sobre nutrición contribuye a construir hábitos saludables que perduren en el tiempo.
Datos recientes muestran que más del 30 % de la población mexicana presenta algún tipo de deficiencia nutricional, lo que subraya la urgencia de mejorar la alimentación a nivel nacional.
No te pierdas: Nutrición para perder peso: cuatro hábitos fáciles y efectivos
