Dormir bien no siempre depende de apagar las pantallas o elegir la almohada adecuada. En Estados Unidos, recientes investigaciones han destacado a un fruto seco como un gran aliado nocturno.
Las nueces, consumidas en la cena, favorecen la producción natural de melatonina, hormona que regula el sueño. Además, aportan ácidos grasos saludables que ayudan al cerebro a relajarse antes de dormir.
El efecto de las nueces en el descanso
Comer un puñado moderado de nueces puede convertirse en un hábito sencillo que marca la diferencia. También son fuente de triptófano, aminoácido que favorece la serotonina, vinculada a la sensación de calma.
Del mismo modo, incluirlas en una ensalada ligera o combinarlas con yogur natural es una manera práctica de mejorar la nutrición nocturna sin recurrir a cenas pesadas.
Por otro lado, este fruto seco aporta minerales como magnesio y potasio, conocidos por contribuir a la relajación muscular. En consecuencia, el cuerpo logra un descanso más profundo y reparador.
También es importante recordar que las nueces son calóricas, por lo que la clave está en la moderación. Un pequeño puñado es suficiente para obtener beneficios sin excederse.
Un estudio publicado en agosto de 2025 por investigadores en nutrición clínica reveló que personas que incorporaron nueces en la cena registraron mejoras en la eficiencia del sueño superiores al 15 por ciento.
