En Argentina, el camarón está saliendo del menú de ocasiones especiales para ganar protagonismo en la alimentación diaria. Este pequeño marisco no solo es delicioso y versátil, también es una fuente completa de proteína: contiene los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Esto lo convierte en un aliado importante para quienes buscan una dieta equilibrada, desde personas activas hasta adultos mayores que necesitan cuidar masa muscular.
Además de su perfil proteico, el camarón aporta minerales clave como yodo, zinc y fósforo, y es rico en astaxantina, un antioxidante que le da su color rosado y ayuda a combatir el estrés oxidativo. Lo mejor: todo esto con muy pocas calorías y casi nada de grasa. Por eso, nutricionistas argentinos lo están recomendando cada vez más como una opción práctica y saludable.
Cómo cocinar camarón sin perder sus nutrientes
Una cocción incorrecta puede arruinar tanto su textura como sus beneficios. Lo ideal es cocinarlo poco tiempo: entre 2 y 4 minutos, hasta que toma un color rosado brillante. Puede hacerse salteado, al vapor, hervido o incluso a la plancha, siempre sin sobrecocinar. También es recomendable evitar freírlo o usar salsas muy grasas, para no opacar su perfil saludable.
Incorporarlo en ensaladas, salteados con vegetales o bowls con arroz integral puede ser una forma sencilla de mejorar la calidad proteica de tus comidas sin complicarte. En el mercado argentino, cada vez hay más opciones de camarón congelado que conservan todas sus propiedades si se descongelan de forma correcta (en la heladera y no a temperatura ambiente).
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