Elegir un alimento sencillo puede marcar una gran diferencia en la alimentación diaria. El huevo duro destaca por su equilibrio nutricional, facilidad de preparación y versatilidad, cualidades que lo mantienen como básico en las cocinas de México.
Incluir huevo duro en la dieta ayuda a cubrir requerimientos clave sin complicaciones. Su contenido proteico favorece el mantenimiento de masa muscular y aporta saciedad, lo que resulta útil en rutinas activas y horarios ajustados. Además, su perfil lo vuelve compatible con distintos estilos de alimentación, desde planes familiares hasta esquemas más estructurados.
Beneficios del huevo duro en una dieta equilibrada
El huevo duro aporta proteínas completas con aminoácidos esenciales que el cuerpo no produce por sí mismo. Asimismo, contiene vitaminas del grupo B, vitamina D y minerales como selenio y fósforo, relacionados con el metabolismo energético y la salud ósea. De igual manera, la colina presente en la yema apoya funciones cognitivas y del sistema nervioso.
Por otro lado, el método de cocción influye positivamente. Hervir el huevo no requiere aceites ni procesos industriales, lo que preserva sus nutrientes y evita calorías adicionales. También facilita su consumo como colación, desayuno o complemento en ensaladas y platillos caseros.
El huevo duro suele asociarse con control de peso por su bajo aporte calórico y alto poder saciante. En consecuencia, puede ayudar a evitar antojos entre comidas cuando se consume de forma regular y balanceada, dentro de una dieta variada.
En México, el consumo de huevo se mantiene entre los más altos a nivel mundial, con más de 23 kilos por persona al año, de acuerdo con datos recientes del sector avícola. Este nivel refleja su accesibilidad, valor nutrimental y presencia constante en la mesa cotidiana.
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