Disfrutar arroz o pasta en la mesa no debe sentirse como elegir entre placer y nutrición. En Latinoamérica, donde ambos platillos tienen un lugar importante, expertos aclaran que lo vital no es qué alimento escoger siempre, sino cómo integrarlo en un plan equilibrado y disfrutarlo sin culpa.
Quién gana en valor nutricional
Arroz y pasta aportan principalmente carbohidratos que brindan energía al cuerpo. Ambos son bajos en grasas y la pasta contiene algo más de proteínas, aunque pocas de alta calidad. Las versiones integrales de arroz y pasta ofrecen más fibra, vitaminas del grupo B y minerales como magnesio, lo que ayuda a reducir picos de azúcar y mejora la digestión. Si este artículo despertó tu interés, revisa: Jugos détox mitos realidades y recetas que sí funcionan
Mitos comunes y recomendaciones prácticas
Se repite mucho que la pasta engorda más que el arroz o que el arroz es peor por los carbohidratos. La realidad es que sus calorías son semejantes en porciones similares y lo que realmente importa es la cantidad, la frecuencia y los acompañamientos. Las versiones refinadas elevan más rápido la glucosa en sangre, mientras que las integrales o la pasta al dente liberan energía de manera más estable.
Optar por arroz integral o pasta integral resulta más beneficioso. Una porción razonable es media taza cocida como acompañamiento y algo mayor si es plato principal, siempre ajustando a la actividad física. Lo ideal es combinarlos con verduras y proteínas magras como pollo, pescado o legumbres. Cocinar la pasta al dente o enfriar y recalentar el arroz aumenta la fibra y mejora la respuesta glucémica. En personas con diabetes o resistencia a la insulina, cuidar la porción y evitar salsas grasosas es fundamental.
Un informe nutricional de septiembre de 2025 advierte que centrar la dieta en carbohidratos refinados sin equilibrarlos con otros nutrientes incrementa el riesgo de problemas metabólicos.