Un puñado de arándanos al día puede hacer más por tu salud de lo que imaginas. En países como España, cada vez más personas mayores de 60 años los integran en su dieta como una forma natural de cuidar su cuerpo, memoria y energía. Y no se trata de una moda sin fundamento: la ciencia respalda su impacto positivo en el envejecimiento saludable.
Estos frutos pequeños, de color intenso y sabor ligeramente ácido, son auténticos aliados contra el deterioro celular. Su alto contenido en antocianinas, un tipo de antioxidante, ayuda a combatir el estrés oxidativo, una de las principales causas del envejecimiento prematuro. Además, su consumo frecuente se ha relacionado con una mejor función cognitiva y cardiovascular en adultos mayores.
Beneficios clave del arándano para la salud después de los 60
Incorporar arándanos a la dieta puede contribuir a mantener el cerebro más activo, gracias a sus efectos sobre la memoria y el aprendizaje. Estudios recientes indican que pueden favorecer la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones. Este efecto resulta especialmente útil en personas mayores, quienes suelen experimentar una disminución progresiva de estas funciones.
Por otro lado, los arándanos ayudan a regular la glucosa en sangre, lo que puede ser beneficioso para quienes viven con diabetes tipo 2 o desean prevenirla. También apoyan la salud intestinal y fortalecen el sistema inmunológico, un aspecto clave para enfrentar mejor las enfermedades típicas del envejecimiento.
No es necesario complicarse. Puedes consumirlos frescos, congelados o en polvo, mezclados con yogur, en ensaladas o batidos. Solo una porción diaria puede marcar una diferencia. En adultos mayores, se ha observado que su consumo regular durante 12 semanas mejora la velocidad de procesamiento mental y el equilibrio.
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