Los hábitos de alimentación están cambiando con rapidez en América Latina. Cada vez más personas buscan opciones prácticas, seguras y que se ajusten a sus horarios sin sacrificar nutrición. En este contexto, los alimentos congelados se están posicionando como una solución accesible y confiable, especialmente en países como Brasil, México y Argentina, donde la industria está recibiendo fuertes inversiones que apuntan a mejorar la calidad y variedad de estos productos.
Congelar no es sinónimo de perder nutrientes. Al contrario, muchos alimentos se congelan justo después de su cosecha o preparación, lo que permite conservar su valor nutricional, sabor y textura por más tiempo. Además, su duración en el hogar se amplía sin necesidad de conservadores artificiales.
¿Por qué elegir alimentos congelados?
El ritmo acelerado de la vida diaria hace que preparar comidas elaboradas todos los días sea complicado. Aquí es donde los alimentos congelados se convierten en aliados clave: ya vienen limpios, porcionados y listos para cocinar. Esto no solo ahorra tiempo, también ayuda a evitar desperdicios y facilita llevar una alimentación más variada.
Empresas del sector están apostando por tecnología e infraestructura para mantener la cadena de frío desde el origen hasta el consumidor final. Este compromiso, además de garantizar la seguridad alimentaria, está fortaleciendo la economía local al generar empleos e impulsar cadenas productivas nacionales.
El auge de plataformas de e-commerce también ha sido un factor decisivo. La venta digital de alimentos congelados creció considerablemente en 2024 y se proyecta que esta tendencia se mantenga al alza en 2026, abriendo nuevas oportunidades para emprendedores del sector.
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