Nada como sentirse ligero después de comer. En Puerto Rico y otros países latinoamericanos, cada vez más personas descubren que mejorar la salud digestiva no requiere fórmulas mágicas, sino prestar atención a lo que se pone en el plato. Entre los alimentos más completos, el aceite de oliva extra virgen se ha ganado un lugar privilegiado gracias a su capacidad para equilibrar la microbiota intestinal y promover una digestión saludable.
Este tipo de aceite, conocido como “oro líquido”, es rico en compuestos fenólicos, sustancias naturales que actúan como antioxidantes y antiinflamatorios. Pero su impacto va más allá. Estudios recientes han demostrado que el aceite de oliva extra virgen estimula el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, como los lactobacilos y las bifidobacterias, fundamentales para una digestión eficiente y un sistema inmune fuerte.
¿Cómo el aceite de oliva extra virgen mejora tu digestión?
Incluir este ingrediente en la dieta diaria puede marcar una diferencia significativa. Al facilitar el tránsito intestinal, reduce la inflamación y previene molestias comunes como el estreñimiento o la hinchazón abdominal. Además, mejora la absorción de nutrientes y ayuda a mantener la mucosa intestinal en óptimas condiciones.
Una cucharada al día, preferiblemente en crudo sobre vegetales, sopas o pan integral, es suficiente para aprovechar sus beneficios. Es importante optar por aceites certificados, frescos y almacenados correctamente, ya que el calor o la luz pueden afectar su calidad.
Este alimento también protege el corazón, regula los niveles de colesterol y tiene un efecto positivo en el control del azúcar en sangre. Su uso continuo ha sido vinculado con una menor incidencia de enfermedades metabólicas.
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