Una vida larga, activa y saludable no es solo cuestión de suerte. En Okinawa, Japón, hay una clave que se sirve todos los días en la mesa y que podría hacer la diferencia: el tofu. Este alimento vegetal, elaborado a base de soya, forma parte esencial de la dieta de las personas centenarias de esta región.
El tofu no solo es bajo en calorías y alto en proteína, también contiene isoflavonas, compuestos naturales que han mostrado efectos beneficiosos para el corazón, los huesos y la salud hormonal. En la isla japonesa, se consume en formas diversas: fresco, salteado o cocido en caldos ligeros, siempre acompañado de vegetales y algas. Esta combinación aporta fibra, antioxidantes y grasas saludables, favoreciendo una nutrición equilibrada.
Tofu y longevidad: más allá de la proteína
Okinawa es una de las Zonas Azules del mundo, regiones donde la población vive más tiempo y con mejor calidad de vida. El consumo frecuente de tofu no es una casualidad: estudios recientes han relacionado su ingesta habitual con menor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
Además, en esta isla japonesa la alimentación se rige por el principio del “hara hachi bu”, que consiste en comer hasta estar al 80% de saciedad. Esta práctica, junto con una dieta rica en plantas y baja en productos procesados, ayuda a mantener un peso corporal saludable y un sistema digestivo en buen estado.
Incorporar tofu a la dieta diaria puede ser más fácil de lo que parece. Se adapta bien a sopas, ensaladas, licuados y hasta postres. Elegir versiones orgánicas o fermentadas puede potenciar aún más sus beneficios. Eso sí, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de hacer cambios importantes en la alimentación.
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