Comer antes y durante un vuelo en México puede parecer algo rutinario, pero lo que eliges consumir a bordo puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes. Desde molestias digestivas hasta fatiga inesperada, ciertos alimentos y bebidas comunes pueden hacer que la experiencia aérea se vuelva incómoda. Aunque los vuelos cortos suelen ser más indulgentes, en trayectos largos es crucial saber qué evitar para mantenerte con energía y sin malestares.
Las comidas ricas en grasa como hamburguesas, papas fritas o carnes muy condimentadas pueden ralentizar la digestión y causar hinchazón durante el vuelo. A esa altitud, el sistema digestivo se vuelve más lento, lo que incrementa el riesgo de malestar abdominal. Además, los alimentos ultraprocesados con alto contenido en sodio, como embutidos o snacks empacados, favorecen la retención de líquidos, lo que puede empeorar la sensación de piernas cansadas o inflamadas.
De igual manera, el brócoli, las coles o las legumbres, aunque saludables en tierra firme, pueden generar gases incómodos por los cambios de presión en cabina.
Lo que tomas también importa en las alturas
El café, el té negro y el alcohol pueden deshidratarte rápidamente a bordo, especialmente porque el aire dentro del avión ya es más seco que en tierra. Esta deshidratación puede intensificar el jet lag, causar dolores de cabeza y aumentar la fatiga. Por otro lado, bebidas energéticas o refrescos azucarados elevan la glucosa y podrían causar bajones de energía tras un efecto momentáneo.
Por eso, lo ideal es beber agua constantemente, incluso si no sientes sed. También son recomendables infusiones suaves como manzanilla o menta.
Un dato clave a considerar: un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard en agosto de 2025 mostró que mantener una hidratación constante durante un vuelo reduce en un 43% los síntomas de fatiga posterior al viaje.
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