Un detalle que suele pasar desapercibido en la cocina española es cómo ciertos aceites influyen en la vitalidad diaria. El aceite de girasol, muy utilizado en España, está en el centro de esta conversación. Su consumo frecuente puede afectar la manera en que el cuerpo gestiona la energía, dejando sensación de cansancio en lugar de vitalidad.
Los especialistas en nutrición señalan que la razón está en su composición. Este aceite es rico en ácidos grasos omega-6, los cuales, en exceso, generan un desequilibrio frente a los omega-3. Ese desbalance puede aumentar procesos inflamatorios internos que impactan en el bienestar físico. Además, cuando se expone a altas temperaturas en frituras, pierde estabilidad y produce compuestos poco recomendables para la salud.
Alternativas saludables al aceite de girasol
Una forma sencilla de mejorar la dieta es variar las fuentes de grasa. El aceite de oliva virgen extra, tan presente en la gastronomía española, es una opción más estable y con beneficios antioxidantes. También destacan el aceite de aguacate y los frutos secos, aliados que ayudan a mantener un balance más adecuado entre grasas.
Asimismo, pequeños cambios cotidianos hacen la diferencia. Cocinar a la plancha o al horno en lugar de freír, combinar ensaladas con semillas de chía o lino y dar espacio al pescado azul en el menú semanal aportan nutrientes que favorecen la energía natural del organismo.
En agosto de 2025, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria reiteró que diversificar las grasas en la dieta ayuda a prevenir riesgos asociados al exceso de aceites refinados. Un estudio publicado este mismo año subraya que las dietas con mayor presencia de grasas monoinsaturadas favorecen la función cerebral y reducen la fatiga.