Un desayuno temprano puede ser más influyente de lo que se cree en la salud. Investigadores en España señalaron que quienes desayunan antes de las 8:00 de la mañana presentan menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, lo que sugiere un impacto positivo en la esperanza de vida.
El hallazgo se suma a la creciente evidencia sobre la importancia de la primera comida del día. Además de los nutrientes, la hora del desayuno parece modular el reloj biológico. En consecuencia, ajustar la rutina a horarios más tempranos podría ayudar a mantener estable la glucosa y la presión arterial.
Desayuno y longevidad
El estudio, publicado en agosto de 2025 por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, revisó hábitos de más de 100.000 personas. Quienes desayunaban temprano mostraron hasta 10 por ciento menos riesgo de mortalidad prematura en comparación con quienes lo hacían después de las 9:30. También se identificó que saltarse el desayuno aumenta las probabilidades de sufrir problemas metabólicos a lo largo de los años.
Del mismo modo, los especialistas recomiendan priorizar alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables. Frutas frescas, pan integral o yogur natural son aliados que mantienen la energía sin provocar picos bruscos de azúcar.
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Hábitos cotidianos que marcan diferencia
No se trata de una regla estricta, sino de una orientación práctica que puede integrarse con facilidad. De igual manera, los expertos aconsejan cenar al menos dos horas antes de dormir para equilibrar los ritmos corporales. La consistencia entre la cena y el desayuno temprano refuerza la salud metabólica.
Un dato adicional muestra que las personas que mantienen horarios regulares de comida reducen en 15 por ciento el riesgo de síndrome metabólico, lo que confirma la relevancia del tiempo en la alimentación.