Mediante la integración de las ciencias naturales y las socioeconómicas, investigadores del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM llevaron a cabo un proyecto integral con el propósito de contar con un panorama amplio sobre la diversidad de implicaciones de los sistemas de producción de maíz en México y su impacto ambiental para generar alimento.
Maria José Ibarrola-Rivas, Guillermo Castillo Ramírez y Jorge González Sánchez trabajaron conjuntamente para publicar el artículo “Aspectos sociales, económicos y productivos de los sistemas maiceros en México”, en el que analizaron tendencias y diferencias entre tres sistemas de producción de maíz: pequeño (menos de dos hectáreas), mediano (de cinco a 10 hectáreas) y de gran escala (más de 50 hectáreas) en relación con sus características socioeconómicas, de tecnología agrícola y sus características económicas.
“Las estrategias políticas y los programas estatales son fundamentales en el desarrollo continuo de la agricultura. Nuestro análisis de datos respecto a la producción de maíz en México demuestra la necesidad de diseñar programas con enfoques interdisciplinarios, lo que debería ser contexto específico para cada tipo de productor, y así avanzar hacia un sistema alimentario sostenible y equitativo que produzca suficiente comida para todos y asegure el bienestar de las zonas rurales”, afirmó Maria José.
Debido a las características multidimensionales en los sistemas de producción en las tres escalas, los autores del artículo proponen diseñar políticas públicas específicas para cada caso.
“Esto debido a que existen diferentes tipos de productores con objetivos particulares de producción, distintas culturas y diferencias en su acceso al mercado. El diseño de políticas públicas pretende mejorar la productividad de estos trabajadores para ayudarles a su bienestar y al del país, de tal manera que haya suficiente maíz para alimentar a toda la población”, comentó.
Para el proyecto se utilizó la muestra de productores de maíz que tiene representatividad nacional de la Encuesta Nacional Agropecuaria 2014 del INEGI, debido a que presenta el panorama nacional de la situación de los productores agrícolas. Sin embargo, la limitante es que sólo incluye una parte de los productores a nivel nacional, es decir, solamente 100 mil y pico de productores de los cinco millones de productores que existen.
Por lo que se necesitan estudios a escala local para ilustrar más a detalle la situación de cada región. Este estudio ilustra el panorama nacional identificando las características y tendencias principales de los productores de maíz en México.
La científica sostuvo que para entender la problemática del sistema alimentario en general, la única forma es hacer investigación multidisciplinar que culmine en políticas públicas y en apoyos gubernamentales para identificar caminos hacia la sostenibilidad de este sistema de producción.
“Este es un punto de partida, ya que nuestro objetivo con este proyecto es a largo plazo realizar un mapeo de la cuestión multidimensional de los productores y cuáles son sus especificidades para cada contexto, tanto geográfico como social”, sostuvo.
Apoyo a productores
De acuerdo con Ibarrola-Rivas, los resultados demostraron que algunas de estas características son intrínsecas a cierto tipo de sistema de producción, pero también que algunas otras difieren de los patrones descritos en estudios previos; particularmente destacan el porcentaje similar del uso de agroquímicos en los tres sistemas y una proporción grande de los sistemas de gran escala con tenencia social de la tierra (ejidos).
Además efectuarán una evaluación en el tema del riego y otras cuestiones para identificar los desafíos que enfrentan los productores, como lo son los fertilizantes químicos, tema en el que actualmente trabaja para analizarlos, conocer, identificar y diseñar a detalle una política pública específica para cada grupo o región al respecto.
“De esta manera podremos saber la cantidad de fertilizante químico que utilizan los distintos productores en las diferentes regiones y si es posible brindarle a la gente una capacitación para su buen uso, con el fin de que mejoren sus colectivos o si en ciertas regiones más bien requieren de otro tipo de tecnología para que haya mayor producción”, puntualizó.