Cada 9 de septiembre se recuerda el Día Mundial de la Agricultura, una celebración sobre una actividad para valorar su importancia en la cultura alimentaria.
El origen de la agricultura se remonta al Neolítico y según estudios los primeros cultivos fueron de trigo y cebada, productos tan cotidianos y conocidos en la actualidad que, como vemos, fueron la base de la alimentación de nuestros lejanos y primeros antepasados.
Desde entonces la evolución de la agricultura no se ha detenido y su contribución a la humanidad es fundamentalmente en alimentos humanos, pero no sólo de éstos ya que también se vincula a la alimentación animal y producción farmacéutica.
Además, no es menos importante el papel que el agro ha tenido en la evolución tecnológica como motor de avances y cambios que posteriormente se acaban utilizando en otras áreas de la actividad humana.
La agricultura es plantar la semilla en la tierra, sí, pero también por ella la ingeniería, la ciencia y la tecnología han alcanzado extremos impensables para otras épocas, y que en el futuro continuarán sorprendiendo a las próximas generaciones.