Los bebés nacidos de madres que padecieron la COVID-19 y que recibieron anticuerpos a través de la placenta los perdieron en los primeros meses de vida, revelan expertos de los hospitales Gregorio Marañón e Infanta Sofía de Madrid, así como el Reina Sofía de Tudela (Navarra).
Además, apuntan que el paso transplacentario de anticuerpos a los recién nacidos fue muy común entre madres con COVID-19, así como que casos de infección neonatal fueron poco frecuentes y se dio tan sólo en hijos de madres con infección aguda sin anticuerpos en el parto.
Para el estudio se incluyeron mujeres con infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo o el parto (cohorte GESNEO) que dieron a luz entre marzo y noviembre de 2020.
Se recogió información epidemiológica, clínica y microbiológica de las madres y sus hijos, determinándose los anticuerpos IgG frente al coronavirus, los que se generan una vez superada la infección activa.
Las embarazadas se clasificaron en tres grupos según su situación frente a la COVID-19 en el parto: infección aguda (PCR positiva, IgG negativa), reciente (PCR e IgG positivas) y pasada (PCR negativa, con infección documentada durante la gestación).
En total, se analizaron datos de 141 mujeres. El 34 por ciento tenía infección aguda, el 30,5 por ciento reciente y el 35,5 por ciento, pasada. En el grupo de mujeres con infección aguda, ningún recién nacido tuvo IgG positiva en sangre de cordón. A los dos meses, tenían IgG positiva el 42,8 por ciento de las madres y el 11,5 por ciento de los niños, mientras que a los 6 meses la tenía el 33,3 por ciento) madres y ningún niño.
En el grupo con infección reciente, el 90,9 por ciento de los recién nacidos tenían IgG positiva en sangre de cordón. A los dos meses tenían IgG positiva el 95,8 por ciento de las madres y el 57,1 por ciento de los niños, y a los seis meses, el 83,3 por ciento de las madres y ningún niño.
En el grupo con infección pasada, el 80 por ciento de las madres y el 84,8 por ciento de los recién nacidos tenían IgG positiva en el parto. A los dos meses, el 82,3 por ciento de las madres y el 64,7 por ciento de los niños; y a los seis meses, el 57,1 por ciento de las madres y el 14,3 por ciento de los niños.
La IgG positiva en sangre de cordón fue más frecuente en recién nacidos cuyas madres fueron sintomáticas (75,8 por ciento frente al 51,1 por ciento) o ingresaron por COVID-19 (90 por ciento frente al 57,6 por ciento).